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NO MÁS IMPUNIDAD… ¡NUNCA MÁS OTRA MASACRE !

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A 29 años de la Masacre de Cantaura

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¡Unidad y radicalización del proceso revolucionario!

¡Por el Socialismo!

¡Contra la impunidad!
La Masacre de 23 camaradas del Frente Américo Silva

Para 1982 en Estados Unidos el Presidente es Ronald Reagan. El imperio norteamericano está preocupado por los flujos revolucionarios en Latinoamérica y el Caribe. Ante esto, Reagan ordena usar la fuerza militar para cercar y exterminar, sin contemplación, a todos los movimientos revolucionarios de la región. Así, apoya militares en Guatemala y El Salvador. Fortalece sus bases militares en todo el continente. Utiliza a Honduras para entrenar a los contras e intenta acorralar a Nicaragua y Cuba, refuerza a la CIA, realiza bloqueos navales, embargos económicos, coacciona gobiernos diplomáticamente y corrompe a cientos de funcionarios de la región, entre muchas otras acciones. Esta es la llamada Doctrina Reagan.

Para ese época, en Venezuela, el Frente Américo Silva, FAS, combate al imperialismo norteamericano y a sus lacayos adecos y copeyanos. Para el momento, es la única vanguardia guerrillera del pueblo que mantiene la lucha armada como forma de lucha para defender los intereses del pueblo. Venezuela está quebrada e hipotecada. La deuda externa ronda los 26 mil millones de dólares. Las exportaciones petroleras han caído notablemente y la fuga de divisas mantienen en jaque a la nación. El pueblo está en la miseria y los barrios son reprimidos mediante el Plan Unión, el encarcelamiento de cientos de marginados y su envío, sin juicio, a las lejanas Colonias Móviles de El Dorado. Mientras tanto, las clases pudientes continúan viajando a Miami y enarbolando el “Ta’ barato dame dos”. Pronto llegará el llamado Viernes Negro cuando la moneda nacional sufrirá la más grande devaluación de toda su historia debido a la grave crisis económica ocasionada por el robo y despilfarro de los dineros del pueblo. El país lo preside el dirigente del partido Social Cristiano COPEI, Luis Herrera Campins quien, como buen lacayo imperial, recibe la orden de Reagan y gira las instrucciones de cerco y exterminio a los cuerpos represivos del estado.

Para el lunes 4 de octubre de 1982, el Frente Américo Silva acampa en Los Changuarriales del Morocho Evans, una zona boscosa cercana a la población de Cantaura, estado Anzoátegui. Tras ser delatados, la Operación de Cerco y Exterminio se activa. Más de mil quinientos soldados, funcionarios de la Disip y la PTJ cercan al campamento. Al amanecer, aviones Bronco y Camberra bombardean al FAS. Desde helicópteros llueven intensas metrallas. En tierra, las ráfagas del ejército y DISIP estrechan el anillo militar. 17 camaradas rompen el cerco y escapan. 23 no lo logran y son asesinados. Entre los caídos hay 17 hombres y 6 mujeres. Algunos de ellos mueren en la refriega y otros son heridos, capturados y ejecutados con tiros de gracia, como se ha verificado tras las exhumaciones e investigaciones que actualmente efectúa el Ministerio Público. A las mujeres les destrozan los vientres con culatazos y patadas. “Para evitar que sobreviva la semilla comunista” dicen los asesinos, entre ellos, Henry López Sisco y Arpad Bango, discípulos del terrorista internacional Luis Posada Carriles. Ejecutada la masacre, los cuerpos son enterrados en fosas comunes. Una semana después son exhumados y entregados, ante la presión de familiares, camaradas, organismos de derechos humanos y la opinión pública. La premeditación de la acción, la desproporción de fuerzas y armas empleadas, y la ejecución sumaria de los heridos hechos prisioneros, señalan que se ha cometido una Masacre, que merece ser calificada como Crimen de Guerra o Crimen de Lesa Humanidad. Así es denunciado desde un primer momento por organismos de defensa de los derechos humanos y por actores políticos progresistas e, incluso, algunos personeros del estatus. Sólo los autores intelectuales y materiales de la masacre, junto a sus cómplices habituales, justifican la atroz acción.

27 años después

El año 2009, 27 años después, la Fiscalía General de la República retoma el caso de la Masacre de Cantaura. Públicamente la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, se compromete a reabrir el caso y realizar las investigaciones. Para tal efecto se designa a Johnny Méndez, Fiscal 39 con competencia nacional y a 4 fiscales regionales. Ante tal oportunidad, muchos familiares, sobrevivientes, camaradas y amigos de las revolucionarias y revolucionarios del Frente Américo Silva, asesinados en Cantaura, trabajamos en impulsar las tareas políticas y legales que posibilitarán vencer la impunidad. Ante la Fiscalía General de la República se han ratificado las denuncias realizadas durante estos años y se han reiterado las siguientes exigencias:

Realizar una investigación ajustada a derecho.

Calificar a la Masacre de Cantaura como Crimen de Lesa Humanidad o Crimen de Guerra, según sea lo pertinente en este caso.

Enjuiciar a todos los culpables. Capturar a los culpables y aplicar las sanciones previstas en las Leyes de la República Bolivariana de Venezuela, y los Acuerdos Internacionales suscritos por la nación, para los casos de Crímenes de Guerra o Crímenes de Lesa Humanida

Aportar justicia y verdad en la Masacre de Cantaura es más que un hecho legal. Es un deber con el ser humano. En la balanza están principios de trascendencia e impacto histórico, filosófico y político. Desentrañar el macabro plan de Cerco y Exterminio aplicado contra los hombres y mujeres del Frente Américo Silva es desenmascarar el carácter asesino del imperio norteamericano, la oligarquía nacional y la arribista camarilla política venezolana al servicio de esa oligarquía y el imperio.

Hoy, a 29 años de la Masacre de Cantaura alentamos al Ministerio Público a seguir adelante en las investigaciones con sumo coraje y decisión. A los sobrevivientes, familiares y camaradas de las victimas de las masacres de Cantaura, Yumare, El Amparo, Liceo Sanz, La Victoria, 27 de Febrero, entre otras tantas; y a los miles de afectados por los asesinatos, detenciones, torturas y sistemáticas violaciones de derechos humanos durante la Cuarta República, los convocamos a cerrar filas y a realizar actividades conjuntas para apoyar e impulsar las investigaciones que lleven al enjuiciamiento de los autores intelectuales y materiales de cada caso. Hoy, como ayer, el deber de todas las fuerzas revolucionares es actuar para que la justicia, la verdad, y el socialismo, se impongan sobre la impunidad, el capitalismo, y sus oprobiosas expresiones imperiales.

Cuarta República: Terrorismo de Estado

El pueblo venezolano y los pueblos del mundo deben tener claro que la Masacre de Cantaura y su estela de impunidad, es apenas uno de los tantos crímenes cometidos durante los 40 años que mandaron en el país los Presidentes Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi. La traición de estos sátrapas significó que una vez vencida la dictadura de Pérez Jiménez en 1958, continuara la neocolonización del país y la neoesclavización del pueblo del Libertador Simón Bolívar.

Para impedir que las vanguardias del pueblo detuvieran tal acción de saqueo y neoesclavización, el imperialismo estadounidense, mediante sus lacayos en Venezuela, ejecutó una premeditada y sistemática campaña de terrorismo de estado: asesinatos, desapariciones, allanamientos, prisiones, torturas, suspensión de garantías constitucionales, ametrallamientos de barrios enteros, redadas permanentes, control total de la información gracias a que la mayoría de los medios de comunicación estaban en manos de las oligarquías y clases burguesas cómplices, cierre de universidades, distorsión de la memoria histórica del pueblo y sus saberes y valores éticos, transmisión permanente de antivalores, represión de manifestaciones, infiltración y espionaje de los movimientos populares, descalificación y criminalización de las luchas populares y sus protagonistas, reducción de la población por medio del hambre, la inasistencia médica y su exclusión de la educación y demás servicios fundamentales como las viviendas, entre tantos otros. Además, el uso de métodos represivos, armas, uniformes, vehículos, sirenas, entre otros muchos instrumentos policiales y militares, diseñados para demostrar una agresividad letal. El fin de todo esto: generar terror, miedo, angustia y con ello la debilidad y pasividad del pueblo ante la creciente entrega del país y el saqueo descarado de la riqueza nacional. En resumen: terrorismo de estado para perpetuar la dominación imperial.

A esta metodología de terror diseñada por el imperio se enfrentaron cientos de revolucionarias y revolucionarios venezolanos. Junto a ellos, muchos de origen extranjero en claro ejemplo de internacionalismo proletario. Los camaradas asesinados en Cantaura son parte de ese contingente de hombres y mujeres que en el siglo XX y XXI dan continuidad al esfuerzo emancipador que el pueblo libra desde la resistencia indígena, le gesta independentista y la guerra federal. Para ellos, y por el pueblo, exigimos justicia. Hoy, cuando conmemoramos el Bicentenario de la Independencia, volvemos a gritar: ¡Basta de impunidad! El Gobierno Bolivariano Revolucionario debe actuar. Ante este caso, y muchísimos similares, la decisión política del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, debe ser fulgurante orden justiciera: todas las instancias gubernamentales deben facilitar la investigación. Quien la obstaculice debe ser destituido y enjuiciado. Los expedientes se deben desclasificar. Los participantes en este Crimen de Guerra o Crimen de Lesa Humanidad deben ser execrados de los puestos que ocupan en el andamiaje gubernamental. Los responsables de la masacre de los camaradas del Frente Américo Silva, escenificada en Cantaura, deben ser castigados. Los delatores también se deben desenmascarar, enjuiciar y castigar. También solicitamos:

Las órdenes de operación emitidas por el gobierno de Luis Herrera Campins relacionadas con la planificación del ataque armado al Frente Guerrillero Américo Silva. Estás deben reposar en los archivos de seguridad de estado del Ministerio de la Defensa.

Desclasificación de los archivos y documentos de Memoria y Cuenta correspondientes al año 1982 y pertenecientes a:

Secretaría de la Presidencia de la República.

Ministerio de la Defensa.

Ministerio de Relaciones Interiores.

Ministerio de Justicia.

Dirección de Inteligencia Militar, DIM.

Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención, DISIP.

Hoy, el pueblo venezolano debe ser consciente, y estar preparado y alerta. La siembra de bases militares en Colombia, calificar de narcotraficantes a camaradas revolucionarios, la velada ocupación de Haití, la invasión a Libia, entre otras acciones, son parte de una estrategia neocolonial definitoria con la cual se pretende detener el actual proceso de liberación de los pueblos de la región, y el mundo, y su avance hacia el socialismo. Actualmente el imperio se juega su sobrevivencia. La crisis mundial del capitalismo delata su resquebrajamiento. En el control de nuestra fuerza de trabajo pagada con salarios de hambre, método que significa la neoesclavitud, está su salvación. En el control de nuestros territorios, riquezas y recursos naturales, mediante la fuerza militar y el uso de los medios de comunicación para enajenar la voluntad de los pueblos, está su fuerza geopolítica y posibilidad de perpetuación como imperio. Esto es lo que se conoce como neocolonización.

Hoy, más que nunca estamos en emergencia pues la confrontación es inminente y definitoria. Los venezolanos y demás pueblos de Latinoamérica y el Caribe debemos estar preparados y unidos. El enemigo que enfrentamos es inmisericorde y letal. Larga es la lista de ejemplos a citar. Las masacres de Cantaura, Yumare, El Amparo, la Victoria, el Liceo Sanz, el 27 de Febrero, Puente Yaguno, Vietnam, Hiroshima, Nagasaki, Afganistán, Palestina, Irak, Haití, Panamá, Grenada, Colombia, Guatemala, Bahía de Cochinos, Libia, son, apenas, algunos de los genocidios ejecutados por el imperialismo norteamericano, sus aliados, y sus lacayos de ocasión. Hoy, ser conscientes, estar organizados, unidos y preparados, es la única posibilidad de garantizar a nuestras familias un futuro de paz, respeto e igualdad.

Unidad y radicalización del proceso revolucionario

Este año 2011, cuando se avanza, tras numerosas y nutritivas discusiones, en la aprobación del Proyecto de Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas y la Reparación e Indemnización a las Víctimas, período 1958-1998, el pueblo venezolano está llamado a otorgar su total respaldo a este ley, y exigir la máxima celeridad en su aplicación. En esa tarea, como en todas las revolucionarias, debe expresarse nuestra claridad de propósitos y unidad de acción. Unir, integrar, consolidar y fortalecer a todos las fuerzas progresistas, es materia urgente para la radicalización del proceso revolucionario y el establecimiento de los medios, modos y relaciones de producción socialistas. Todos los movimientos de base, y las distintas expresiones revolucionarias del país, de Latinoamérica, el Caribe, y el mundo, deben aportar al magno objetivo del triunfo del socialismo, a escala planetaria. Hoy, como siempre, la lucha de clases es problema mundial, y para triunfar debemos actuar con clara comprensión de nuestro momento y compromiso histórico, con precisa percepción del conjunto que somos, y con una mirada estratégica meridiana y certera que nos permita erradicar nuestros vicios históricos y saltar hacia una inexpugnable unidad. Una inderrotable unidad que nos posibilite cumplir con el primer deber de todo revolucionario: hacer la revolución. Y cuando logremos eso, estaremos, ahora sí, rindiendo el verdadero homenaje, el más concreto tributo que podamos brindar a los revolucionarios masacrados en Cantaura, al Comandante Guerrillero Américo Silva, y cuantos camaradas han aportado sus vidas en nuestra larga e inacabada lucha emancipatoria.

Honor y Gloria para los camaradas del Frente Américo Silva caídos en Cantaura. Estas revolucionarias y revolucionarios son héroes y heroínas del pueblo venezolano y como buena vanguardia, sus nombres señalan que el socialismo es el camino correcto. Su ejemplo está presente en cada lucha contra el imperialismo y la burguesía nacional e internacional. ¡Hasta la Victoria Siempre! ¡Independencia y revolución! ¡Viviremos y Venceremos!

Caracas, octubre 2011.

Fundación Américo Silva, Fundación Cantaura Vive, Fundación Emperatriz Guzmán, Fundación Mario Capote

Héroes y Heroínas del Frente Américo Silva caídos en Cantaura

Roberto Antonio Rincón Cabrera. Primer Comandante.

Enrique José Márquez Velásquez. Segundo Comandante.

Emperatriz Guzmán Cordero. Tercera Comandante.

Sor Fanny Alfonso Salazar. Primer Oficial.

Carlos Jesús Hernández Anzola. Segundo Oficial.

Antonio María Echegarreta Hernández. Tercer Oficial.

Carlos Alberto Zambrano Mira. Cuarto Oficial.

Mauricio Tejada. Combatiente.

José Miguel Núñez. Combatiente.

Diego Alfredo Alonso Carrasquel. Combatiente.

Carmen Rosa García. Combatiente.

Beatriz del Carmen Jiménez. Combatiente.

María Luisa Estévez Arranz. Combatiente.

Jorge Luis Becerra Navarro. Combatiente.

Luis José Gómez. Combatiente.

Hildemar Lorenzo Morillo. Combatiente.

Baudilio Valdemar Herrera Veracierta. Combatiente.

Rubén Alfredo Castro Batista. Combatiente.

Nelson Antonio Pacín Collazo. Combatiente.

Julio César Farías Mejías. Combatiente.

Eusebio Ricardo Martel Daza. Combatiente.

José Isidro Zerpa Colina. Combatiente.

Euménides Isoida Gutiérrez Rojas. Combatiente.

Asesinos:

Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica.

Ronald Reagan. Presidente de Los Estados Unidos de Norteamérica.

Luis Herrera Campins. Presidente de la República de Venezuela.

Luciano Valero. Ministro de Relaciones Interiores.
Gral. Vicente Luis Narváez Chourión. Ministro de la Defensa.

Gral. Arturo Machado Santana. Director de Inteligencia Militar.

Gral. José Dionisio Murga Cabrices. Comandante de Brigada de Cazadores de Maturín, estado Monagas.

Remberto Uzcátegui. Director de la DISIP.

Enrique López Sisco. Comisario de la DISIP.

Arpad Bango. Comisario de la DISIP.

Alirio Rabanales. Alias: Torres. Delator.

Norberto Rabanales. Alias: Almeida. Delator.

José Rojas. Delator.

Bergenis Beracierta. Alias: El Gordo Beracierta. Delator.

Fund. Américo Silva y otros

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octubre 4, 2011 at 3:28 pm

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Cantaura: Masacre sin Justicia

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Según fue enviado a nuestro correo electrónico por Ana María Caminos

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febrero 24, 2011 at 2:10 pm

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¡El comandante Roberto Rincón Cabrera en la batalla por la vida y en su victoria!

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Los viejos traidores y delatores hoy inician una nueva caza con la perversa intención de ganar terreno en la ambigüedad de su gastado discurso rastrero y maniqueísta. Esta vez las armas no son la represión cómplice con el gobierno cuarto republicano de turno, ni las balas o las bombas, sino la manipulación mediática, oligárquica e irónica de aquellos criminales que en su tiempo mataron la confianza del pueblo, en los años en que anunciaban con bombos y platillos “el fin de la historia y se asociaban a la más rancia derecha asesina, que masacró pueblos enteros, sólo para sostener al estado burgués que buena sombra le produjo, quienes bajo la teoría de la pacificación, se entregaron a la vida política y que “democrática” de ese entonces. Al final; como todos ya sabemos, buena parte de los que tomaron esa alternativa, hoy no son más que funcionarios al servicio de los intereses del imperio, olvidándose de los principios revolucionarios y sumergidos en la vorágine de la carrera para demostrar ante el amo quien es más traidor. No es el caso del 1er Comandante del Frente Américo Silva, Roberto Antonio Rincón Cabrera, quien defendió sus principios socialistas, bolivarianos Nuestroamericanos y humanistas, cualidades permanentes e irreductibles propias de un revolucionario, que los mantuvo con dignidad hasta el día en que como una de las tantas victima de las políticas de extermino de la escuela de las Américas en Venezuela, combatiendo junto a sus compañeros para defender el sagrado derecho a la vida, murió asesinado un 04 de Octubre de 1982, en la masacre de Cantaura, por las hueste que hoy, los nuevos dueños de pasquines defienden.

En este día nosotros la familia Rincón Cabrera, sus viejos camaradas, amigos y solidarios, nos pronunciamos públicamente, ya que no queremos ser cómplices involuntarios ni por omisión de una mentira, por parte de quien dice tener un diario manuscrito de este nuestro mártir. Sólo algunas trascripciones ruedan por los medios de incomunicación, que de forma deshonesta, explotan al ser humano sin respeto ni ética alguna, pretendiendo con ello engañar fácilmente a la gente. Queremos dejar claro que no tenemos conocimiento alguno de ese documento y mucho menos vínculos con ese periódico y el siervo que osa hablar en nombre de un combatiente por la dignidad del pueblo y que prefirió morir de pie a mendigar de rodillas

La memoria de nuestro Catire Rincón sigue viva en la revolución bolivariana, impresa en cada lucha anti imperialista, en cada misión educativa y en todas las acciones socialistas que se llevan a cabo desde hace 11 años en nuestra patria. Por eso y aunque les duela en la conciencia y en la piel, repetimos una y millones de veces en las palabras del guerrillero heroico y en los labios del Catire Rincón Hasta la Victoria Siempre, Patria, Socialismo o Muerte… Venceremos.

A casi un mes de su exhumación

Paola Rincón Lozada (sobrina del Catire)

Luis Ramírez Rojas
(*) Movimiento Cultural Revolucionario de Aragua
luissrrojas@hotmail.com

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abril 19, 2010 at 11:45 am

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Sor Fanny Alfonzo, “Mayorca”

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Ejemplo de Mujer Combatiente por el Socialismo

Ayer viernes 18 de diciembre exhumaron en el cementerio de Barcelona los restos de nuestra amiga y camarada Sor Fanny Alfonzo, integrante de la comandancia del Frente Guerrillero Américo Silva, quien falleciera en combate en la Masacre de Cantaura, el 4 de octubre de 1982.

La legendaria “Mayorca”, como fue uno de sus pseudónimos utilizados en el frente, dio su vida en Cantaura peleando por la liberación del pueblo de la explotación capitalista y procurando abrir caminos para la construcción del socialismo. Precisamente lo que hoy se intenta hacer en Venezuela en el contexto de la revolución bolivariana.

Sentimos la necesidad de rendir el más elevado de los homenajes a quien conocimos y con quien compartimos experiencias como combatientes guerrilleros de la década de los 80.

Sor Fanny significó para nosotros la más alta expresión de la mujer liberada de la doble opresión que el capitalismo ejerce sobre el género femenino. Doble opresión derivada una de la explotación capitalista, y la otra derivada de la discriminación de género, es decir, del machismo que impera en nuestras sociedades, en donde la mujer trabajadora se ve sometida al mismo tiempo por su compañero o cónyuge, el cual descarga sobre ella las tareas propias del hogar (cocina, limpieza, crianza de los hijos).

De alguna forma, Sor Fanny logró trascender ese papel de semi-esclavitud a la cual están destinadas las mujeres en el capitalismo, y se colocó en la vanguardia de quienes luchaban por la revolución socialista. Abandonó todo: estudios, trabajo, familia, y se dedicó a tiempo completo a la lucha revolucionaria, entendiendo que la amplitud de las tareas que en ese entonces se planteaban los revolucionarios exigía de cada uno de nosotros el mayor de los esfuerzos personales. En una época en que la consigna de patria o muerte se tomaba literalmente, y el riesgo de morir nos acompañaba todos los días.

Su papel en el frente guerrillero no se diferenciaba del de cualquier otro combatiente, y por el contrario, su actividad se equiparaba al del mejor de los cuadros revolucionarios. En una oportunidad la vimos disparar contra el enemigo, en el transcurso de un combate, más de 100 proyectiles realizados con un fusil M1 semiautomático. En otros momentos, estaba entre quienes alzaban las cargas más pesadas y realizaban los trabajos más duros.

Nunca vimos en ella asomo alguno de dudas sobre su compromiso revolucionario, nunca demostró miedo ante el peligro que asumíamos diariamente, nunca estuvo en su semblante la posibilidad de dejar de creer en el triunfo de la revolución. En la preparación de los combates, en el apresuramiento de las retiradas, su voluntad de lucha siempre la colocó en la primera fila de choque con el enemigo.

Puedo decir además que hasta mis primeros conocimientos de cocina los tuve de las manos de Mayorca. Mi primera arepa, mi primer arroz, mi primera taza de café, las aprendí a hacer siguiendo los consejos de Mayorca, como mi compañera del “turno de cocina” en el frente guerrillero.

Hoy en día, a 27 años de su muerte, el ejemplo de Sor Fanny debe constituirse en emblema de la participación revolucionaria de la mujer venezolana por la construcción del socialismo.

Estoy seguro que en las montañas del estado Sucre, en las llanuras de Guárico, en las sabanas de Anzoátegui y Monagas, todavía flota la presencia de Mayorca y de las decenas de camaradas que murieron en Cantaura y en otros enfrentamientos durante las décadas del 60, 70 y 80, esperando y exigiendo de nosotros el mayor de los esfuerzos por construir el socialismo por el cual ellos dieron sus vidas.

Cuando vemos que esta revolución bolivariana está amenazada no sólo por el enemigo imperialista, sino por la derecha burocrática y corrupta que desde el interior del proceso amenaza con desviarlo del objetivo socialista, el ejemplo de los guerrilleros muertos en Cantaura debe servir para profundizar nuestra lucha, para reforzar nuestro compromiso, para derrotar definitivamente al capitalismo explotador y aplastar contundentemente a la derecha endógena boliburguesa.

Sé que en algún lugar Sor Fanny espera por nosotros. Con su sonrisa tierna, con su mirada profunda, con su escultural cuerpo de reina de belleza, con su inteligencia de cuadro revolucionario, Sor Fanny nos espera y nos anima para que sigamos combatiendo por construir el socialismo. Seamos como Sor Fanny, seamos como los combatientes de Cantaura, seamos genuinamente revolucionarios.

Vaya hoy nuestro homenaje.

Nuestras lágrimas por tu recuerdo.

Nuestra firme decisión de seguir diciendo: Hasta la Victoria: Siempre ¡¡¡¡¡

Patria o Muerte. Venceremos ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Roberto López Sánchez
Aporrea.org
20/12/2009

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diciembre 20, 2009 at 10:14 am

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Masacre de Cantaura: 23 almas y un imperio

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El 4 de octubre de 1982 la capital del municipio Pedro María Freites, Cantaura, estado Anzoátegui, amaneció bañada con la sangre de un grupo de 23 hombres y mujeres cuyo único pecado fue soñar con un esquema social diferente al establecido en aquella Venezuela injusta y clasista.

El entonces presidente, Luis Herrera Campins, había ordenado que aviones de la Fuerza Armada bombardearan el lugar conocido como los Changurriales del morocho Evans, donde un grupo de jóvenes revolucionarios se encontraba celebrando un congreso ideológico.

Casi todos eran estudiantes que conformaban el Frente Américo Silva (FAS), brazo armado del partido Bandera Roja, y que en ese episodio fueron víctimas de los desmanes de la cuarta República y de lo que ellos llamaban el sistema «ejemplo» de la democracia en América Latina: «Muertes crueles, cabezas destrozadas, manos amputadas, senos mutilados y disparos a quemarropa».

La mano del Imperio

La actuación militar en Cantaura no surgió de forma espontánea, tal como lo refleja un trabajo de investigación presentado por Radio Nacional en su página digital, obedecía a un esquema represivo que los Estados Unidos distribuyó en todo el continente, como parte de su política exterior destinada a defender lo que consideran sus «intereses». Este tipo de operaciones, en especial, data desde principios de la década de los 60.

Mientras John Fitzgerald Kennedy estuvo el frente del Gobierno estadounidense (1960-1963), las operaciones de contrainsurgencia dirigieron sus estrategias a minimizar los apoyos sociales que los guerrilleros despertaban en sus zonas de acción.

Los ejércitos y las policías de América Latina trabajaron, por indicaciones del Departamento de Estado y la CIA, en los asentamientos campesinos generando matrices de opinión negativas que persiguieron fomentar un rechazo hacia los grupos guerrilleros. «Sólo después de aislarlos, los guerrilleros debían sufrir el acoso militar de la contrainsurgencia», escribió Domingo Alberto Rangel en un artículo titulado «Cuando la democracia también mata».

Más tarde, el Departamento de Estado, durante la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989), asume otra concepción (y que todavía continúa siendo política del poder imperialista): Al foco guerrillero hay que exterminarlo, aún cuando se trate de manifestaciones embrionarias. En el mismo texto, refiriéndose al proceder de los gobiernos de derecha frente a los insurgentes, Rangel asegura: «…una guerrilla que se arraiga o se mantiene, resulta indestructible. Proceder sin contemplaciones en el primer momento ahorrará esfuerzos estériles más tarde».

Para el momento en que se produce la cobarde masacre de Cantaura, la política Reagan, sobre el exterminio de los focos guerrilleros, había dejado en el olvido a la de Kennedy. Cantaura resultó el primer escenario donde aplicó la «receta Reagan» en Venezuela.

Renovar la investigación

El presidente de la República, Hugo Chávez Frías, exigió en el año 2005 a las autoridades venezolanas competentes que reabrieran la investigación de la masacre de Cantaura.

«Hago un llamado a los poderes del Estado y a los representantes de esos poderes a asumir estos casos emblemáticos de cómo actuaban los gobiernos de la IV República en materia de persecución, asesinato y desapariciones forzadas», demandó el Jefe de Estado en esa oportunidad.

Solicitó, para aquel momento, al ministro de Interior y Justicia, Jesse Chacón; al presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Omar Mora Díaz; al presidente de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro, y al fiscal general de la República, Isaías Rodríguez, que se inicie la búsqueda de toda la información que exista sobre la Masacre de Cantaura.

«Debemos buscar toda la información que podamos, que pueda estar en archivos y que pueda estar en documentos para que haya justicia», dijo el Presidente.

Explicó que la masacre de Cantaura, en el año 1982, constituye una de las matanzas conducidas por los gobiernos de la IV República, la cual quedó impune porque no se investigaron a fondo los asesinatos.

Insistió en que a través de «los tétricamente llamados comandos de la Disip se perpetró la masacre» de un grupo de jóvenes pertenecientes a la organización política de izquierda Bandera Roja.

El Mandatario recordó que los crímenes consumados en la masacre de 1982 no prescriben por lo que justificó el esfuerzo que deben hacer las autoridades para determinar responsabilidades.

Los hechos

«Según la reseña de algunos diarios regionales y nacionales para ese entonces las Fuerzas Armadas emplearon entre 300 y 400 hombres de la Brigada de Intervención de los Servicios Especiales para eliminar completamente el comando del Frente Américo Silva, brazo armado del grupo clandestino Bandera Roja», publicó el diario Antorcha, de El Tigre, Anzoátegui, en su página digital.

Según este impreso, Albenis Urdaneta era miembro del Frente Américo Silva para el momento del ataque. Se salvó de ser asesinado, según relata, porque se encontraba en otra misión fuera del campamento.

«Los hombres y mujeres que perecieron a manos de la acción de efectivos de la Disip -expresó Urdaneta- en su mayoría eran estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) que estaban congregados con representantes líderes de la guerrilla de aquel entonces. Ninguno de ellos portaba armas», destacó Urdaneta para Antorcha.

Agregó: «Ellos murieron en la emboscada que les montó la Disip y el Ejército gracias a la denuncia de varios infiltrados militantes de Bandera Roja y a su vez del gobierno».

Urdaneta relató que posterior al ataque aéreo, un comando de la Disip remató a los heridos por las bombas, lo cual dejó el saldo final de 23 jóvenes desarmados muertos.

«Para presentar el crimen como un enfrentamiento con guerrilleros, los cadáveres fueron vestidos con uniformes; pero testigos hicieron notar la anomalía y señalaron que la ropa militar no presentaba desgarraduras de proyectiles», expresó.

En Cantaura también murió la justicia

Los 23 homicidios ocurridos en Cantaura no fueron investigados por los tribunales de la época, redactó este diario anzoatiguense.

«Los diarios dieron cuenta de que un tribunal militar de Maturín abrió las investigaciones contra los militantes del Frente Américo Silva sin considerar las circunstancias en que los estudiantes, que no pertenecían al grupo insurgente, fueron asesinados», destacó el diario Antorcha digital.

Según las investigaciones «los tribunales militares de Maturín, estado Monagas, procesarán los cargos existentes contra el grupo de insurgentes detenidos, sobre los hecho ocurridos en Cantaura».

Estas investigaciones no condujeron a sanciones contra los responsables de la masacre, tanto de la Fuerza Armada Nacional como de la Disip, entre ellos, el jefe de seguridad del candidato Manuel Rosales, quien posteriormente en octubre de 1988 participó en la llamada masacre de El Amparo, ocurrida durante los últimos meses del gobierno de Jaime Lusinchi.

En el recuerdo

El pasado jueves se cumplieron 25 años de aquella cruel matanza, que dejó sin aliento a miles de venezolanos.

Este sábado 6 de octubre Pdvsa-Gas, filial de Petróleos de Venezuela, conmemorará el aniversario 25 de la masacre ocurrida en la ciudad de Cantaura, estado Anzoátegui, donde murieron 23 jóvenes revolucionarios.

Otros estados del país se unirán a este duelo realizando talleres, actos culturales, conversatorios y una serie de actividades que servirán para recordar que ese día quedó en el pasado, y que ahora estamos en una nueva República que valora al ser humano por encima de todo.

Nancy Mastronardi
ABN 06/10/2007

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octubre 9, 2009 at 7:04 pm

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JUSTICIA: HONOR A LOS CAIDOS EN CANTAURA

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A veintiséis años de la “Siembra de la Luz de la Revolución” en nuestro país, como lo denomino, mi padre fundador del MIR y activista del Partido Comunista de Venezuela en Delta Amacuro, periodista-educador Pastor Cedeño (Padre), me cuesta hablar de lo ocurrido en Cantaura aquel 4 de Octubre de 1982, recuerdo que el día siguiente amaneció de luto toda la zona de Oriente. Me encontraba en el Instituto Universitario de El Tigre, llegaba a los galpones de la Mención de Mantenimiento Mecánico, pertenecía al Centro de estudiantes, cuando el camarada Ramón, quien vivía en Cantaura, me cuenta que de broma pudo pasar el cerco que tenían los militares en esa zona. La vía nacional Cantaura-El Tigre y la que enlaza con Campo Mata  estaba tomada militarmente desde esa misma mañana, incluso me informo, que se le había impedido el paso a las cuadrillas de trabajadores petroleros, en las cuales las operaciones de trabajo fueron interrumpidas. Conocía bien esa zona, hacia trabajo político con un viejo roble revolucionario, mi tío Gil Cedeño, fundador del Partido Comunista de El Tigre, en ese momento era el Coordinador de la Nueva Alternativa, partido fundado por Guillermo Garcías Ponce, luego de una división que sufrió el Partido Comunista, en esos años. Yo pertenecía al Movimiento Estudiantil Unido (MEU), era Coordinador de la Juventud de la NA en El Tigre. Íbamos siempre a esa zona a realizar trabajo político de organización a: Cantaura, Periquito, Anaco, Campo Mata, Santa Rosa, Úrica, Mare Mare, etc., con los trabajadores, campesinos y aborígenes (Kariñas). Visitábamos esas zonas hasta cuatro veces al mes, recuerdo algunos de los camaradas que nos acompañaban: José Manoche, Nimer Valles, Ramón, Silva (primo de Américo Silva), Iraida. El Margariteño Chiche y otros, siempre planificando con el tio Gil, el cual trabajaba en la petrolera, el tenia una camioneta asignada, con la cual podríamos entrar a los campos petroleros sin mucho inconveniente. Mi tío vivía en la sextima carrera norte, frente al tanque del INOS, en la ciudad de EL Tigre, era un hombre revolucionario y comprometido con las luchas revolucionarias de los años 60 en el país, hoy fallecido.

En esta masacre, denominada así por el pueblo venezolano, se cometió unos de los actos criminales de grandes proporciones, contra un grupo de jóvenes, la cual este pueblo no ha olvidado. El resultado del insólito e injusto acto criminal es bastante conocido: 23 jóvenes venezolanos muertos. Vi algunos de los cadáveres atados a helicópteros alrededor del Hospital Central de El Tigre, el cual estuvo tomado durante todo eso días por las fuerzas militares, comandadas por el hoy prófugo de la justicia venezolana Henry López Sisco, esta área tomada por los cuerpos de seguridad, la cual conducía a la Urbanización INAVI, donde yo residía. Estos acontecimientos han quedado en la memoria del pueblo, como un crimen fríamente calculado donde se aplico la técnica del exterminio. El grupo de jóvenes, pudo haber sido capturado por sorpresa, pacíficamente, pero la intención del gobierno de aquel momento, no era esa. Cantaura fue un genocidio político. Estos acontecimientos generaron la solidaridad de todo el pueblo venezolano, todavía tengo en mi poder artículos de prensa que se escribieron a nivel nacional en los siguientes diarios: Antorcha, El Anaquense, Tribuna Popular, Ultimas Noticias y otros.

Estos jóvenes revolucionarios entregaron su vida por el sueño de construir un mejor país, recuerdo algunos de ellos, conocían al Tío Gil. Luchaban por derrocar un sistema que condenaba a la mayoría del pueblo venezolano, a la miseria y a los engaños de una democracia representativa que adecuo las leyes y la economía para perpetuarse en el poder mediante el binomio AD-COPEY. Este acontecimiento fue la forma mas explicita de manifestar los métodos de un sistema terrorista, aprendido y ensayado en la Escuela de la Américas, que no se permitía escuchar a quienes opinaban diferentes. A pesar de este horrible crimen, estos jóvenes siguen viviendo en la memoria de quienes desde cualquier edad por región del país apostábamos a transformar este pueblo desde la lucha armada, pero también desde el trabajo comunal, desde el trabajo cultural, con la convicción que solo seria posible transformarlo para construir una sociedad de justicia las mayorías con garantías sociales en las áreas de salud, educación, producción, vivienda y hábitat, etc., que permitieran destruir los privilegios de un grupo para favorecer a toda la población.

Por eso hoy recojo, unos versos publicado en la revista KO´EYU Latinoamericano, Año 9 Nª 48 Julio-Septiembre 1988, escrito por Henry José Rojas Sánchez (Pág 42), que dicen lo siguiente: Que no hallen, ni techo para la lluvia, ni abrigo para el frío, ni paz para su ¨descanso¨. Que por los siglos, de los siglos, de los siglos sean malditos, los hematófagos que fueron, con o sin orden, a llevar la oscuridad, la fuerza bruta, la metralla ciega, la desventaja, la omnipotencia, los guerreros sin guerra, los boinas de hambre, las botas negras, los soldados sin soldadura, en fin, malditos sean esos vástagos de Caín, que fueron de la mano de la traición, a matar y a rematar, a once millones de Guerrilleros- con MAYUSCULA- allá a Cantaura. El titulo de este poema se titula; POR CANTAURA.

En el libro Victimas de la Democracia Representativa en Venezuela de Ediciones Haciendo Justicia, Junio 2006, su autor Raúl Zurita Daza, nos dice: Convocados por sus líderes, un grupo de jóvenes revolucionarios, llegaron al sitio denominado Los Changurriales del Morocho Evans, muy cerca de Cantaura, Municipio Freites del estado Anzoátegui. Los hechos indican que desde muy temprano las aviones de combates bombardearon la zona antes mencionada. No se sabe el número de muertos causados por los bombardeos indiscriminados, pero se estiman que son como sesenta personas muertas. Luego unidades del ejército y comandos de la DISIP dirigidas por ARPAD BANGO, atacaron a los sobrevivientes. No hubo prisioneros y nadie quedo con vida, de ellos solo veinticuatros jóvenes pudieron ser identificados. El ataque se hace con aviones, helicópteros y luego una avanzada por tierra. El ataque se inicio el día 4 de Octubre y duro hasta el día 6. Agrega Alejandro Velazquez, conocido como ¨el camara¨, que una de las causas que influyo para consumar la masacre fueron los infiltrados en el movimiento, entre ellos los hermanos Rabanales.

Recientemente, se acabo de imprimir uno de los libros mas completos que da testimonio de esta MASACRE ANUNCIADA, realizada en Cantaura, su autor es Rafael Hurtado Bravo, titulada; CANTAURA: LA MASACRE ANUNCIADA, con prologo de Douglas Bravo. Este libro, como dice David Nieves, es un canto a la solidaridad. Aquí están plasmados los valores revolucionarios. Eso que la nueva generación de revolucionarios no terminan de copiar. Creo que debemos esperar un tiempo para que la lucha los vaya enseñando, porque es allí donde se calca todo, se conoce al crápula y al traidor, al equivocado en ideas, al que reniega de sus convicciones y pensamientos. Muchos de estos se irán quedando en el camino, y en ese mismo camino hay que irlos acusando, aprendiendo paso a paso de cada error que se comete con vergüenza y la cobardía no nos tomen por sorpresa… Cuando nos referimos a los valores pensamos en la honradez, en la decencia, el respeto, la dignidad, la justicia y en toda la carga positiva que nos enseña Rafael Hurtado Bravo, cuando de pronto se nos va la alegría y una lagrima quemante nos rueda por las mejillas, ya no por el dolor que nos cause esta masacre, que nos sigue doliendo como una noche sin mañana; pero no hay justicia y el castigo no llega. Seguiremos esperando y ojala en un eterno esperar no se nos pase la vida.

Este libro, pueblo glorioso venezolano tiene suficientes argumentos, hay sinceridad, de los que sobrevivieron a esta masacre, hay valor, con sobrados argumentos apegados al derecho como para abrir procesos a muchas personas, no estamos pidiendo fusilamientos para nadie, simplemente se solicita un juicio justo, no solo de lo que aconteció en Cantaura, si no también lo que sucedió: en el Caño La Colorada, Valencia y Cararabo, así como se esta haciendo con los responsables de la MASACRE DE YUMARE. Solo pedimos justicia para todos estos genocidios contra seres humanos. En algunos medios de comunicación, se han relatado los nombres de los involucrados en estas crueles y sanguinarias masacres. Estas líneas recogen con altísima dignidad los testimonios de algunos sobrevivientes a los bombardeo y ajusticiamiento sucedidos. Esperamos que esta obra, permita perpetuar estos sucesos y que mas temprano que tarde contribuya a que realmente se ejerza justicia sobre los responsables de tan repudiable hecho. Por ultimo pido al Gobierno Nacional, la publicación masiva del libro; CANTAURA: LA MASACRE ANUNCIADA y se distribuya en todas las Plazas Bolívar de Venezuela, para que el pueblo abrase y quiera a los verdaderos mártires de esta revolución para elevar el nivel de conciencia y organización socialista, a través de su formación ideológica, y promover el trabajo voluntario como herramienta creadora de solidaridad y conciencia colectiva. Gloria a los caídos, recordando al cantor del pueblo Ali Primera: LOS QUE MUEREN POR LA VIDA NO PUEDEN LLAMARSE MUERTO.

Por: Osiris Cedeño
ejeorinocoapur@yahoo.es
Fecha: 23/06/2009

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octubre 8, 2009 at 10:16 am

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Los Muertos de Cantaura

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Como olvidar aquel lunes 04 de octubre de 1982, cuando cuatro aviones de la fuerza área venezolana lanzaron 17 bombas de 250 librasen las cercanías de Cantaura, mientras que 1500 efectivos del Ejército, Guardia Nacional y la DISIP cercaban con orden de aniquilar a los miembros del frente Américo Silva eran 41 los jóvenes en el lugar.

A pesar de las trincheras naturales por la topografía del terreno o la protección de los árboles, no era la zona apropiada para resistir un bombardeo de esa magnitud, a las 5:45 am se produce los primeros bombardeos que se produjeron en el árbol más alto del lugar donde estaba la cocina; allí salen heridos 07 jóvenes entre ellos Sor Fanny Alfonzo Salazar, Rubén Alfredo Castro Batista, Luisa Estévez Arranz, Enrique Márquez Velásquez, Carmen Rosa García, Beatriz del Carmen Jiménez, José Manuel Nuñez. El objetivo principal de la aviación era generar terror psicológico y desarticular la capacidad de respuesta, cuestión que lograron cuando el mando se dividió en dos ordenes diferentes; la utilización de dos tácticas trajo consigo que la retaguardia bajo el mando de Alejandro Velásquez Guerra asumiera un rumbo distinto, limitando la capacidad de respuesta ante un cerco tan nutrido y lleno de varias emboscadas en las lomas de esa sabana.

La intensidad de la represión ejercida por el régimen democrático de Herrera Camping, respondía la necesidad de evitar que los revolucionarios del clandestino Frente armado Américo Silva, se convirtieran en la referencia política en el país; esto explica que paralelamente a la masacre de Cantaura, alrededor de 300 dirigentes del área estudiantil, magisterial, vecinal o sindical fueron enjuiciados por rebelión militar para hacer asesinados o encarcelados.

El FAS venia de exitosas operaciones políticas-militares; el 06 de agosto de 1977 se dio a conocer con la liberación de 13 procesados militares en la cárcel de la Pica estado Monagas, el 01 de julio de 1979 desarrollaron una rueda de prensa en las montañas del Turimiquire, el 22 de noviembre de 1981 tomaron la alcabala de la GN en Santa María de Ipire; el 18 de diciembre de ese mismo año fueron tomadas las comandancias policiales de Aragua de Maturín y de San Félix de Caicara.

La capacidad operativa del FAS se puso de manifiesto el 12 de mayo de 1982; cuando el ejército y la DISIP cercaron el destacamento al mando del primer comandante en el momento de la masacre al mando de Roberto Rincón Cabrera a la altura del kilómetro 27 cerca de Barbacoa; no sólo las fuerzas atacantes fueron obligadas a retroceder, sino que en el intenso combate fue capturado el efectivo de la DISIP Carlos Acosta Isturíz, quien fue puesto en libertad sano y salvo en Puerto la Cruz el 17 de junio de ese mismo año, a pesar que en dicho combate habían fallecido los camaradas Francisco Pancho Maíz y Degliz Salazar.

Entre la campaña propagandística desarrollada por el FAS, el 01 de agosto de 1982 fueron tomadas las poblaciones de Santa Inés y Bergantín en el estado Anzoátegui; operatividad que en el cuadro económico, político y social antes señalado, presentaba un crecimiento de la popularidad de los instrumentos armados por parte del FAS. Durante la retirada, un grupo de sobreviviente a la cabeza de Alirio Quintero Paredes a la cabeza, capturaron a 04 soldados al mando del capitán ejército Jesús Avila Paolini; quien en dos ocasiones trató de desarmar a César Salazar gravemente herido en la cabeza por un tiro de Fal. Ante la historia hay que dejar claro que este joven capitán no fue fusilado por su rango; dado a la delicada situación de enfrentamientos constantes y por la agresividad mostrada permanente, sin embargo los soldados fueron liberados respetándoles sus derechos humanos en su integridad física y moral; a diferencia de 23 cadáveres que presentaron signos de torturas y tiros de gracia.

Después de 27 años de impunidad, la Fiscalia General de la República va a realizar el proceso de imputación a los responsables de este hecho sanguinario entre ellos se encuentra: Vicente Nárvaez Chourión para ese entonces era ministro de la Defensa, Luciano Valero para ese entonces ministro de Relacions Interiores, el general José Murga Cabrices y Arturo Machado Santana como miembro del DIM para ese entonces, Remberto Uzcátegui, Arpad Bango, Henry López Sisco miembro de la DISIP entre otros.

Lo más sorprendente de esto es que en la lista de imputados no mencionan a Norberto Antonio Rabanales quien fue uno de los delatores infiltrado por la DISIP, si de verdad se quiere hacer justicia por los sucesos de Cantaura deben imputar a Rabanales por ser después funcionario de la DISIP jubilado. Hay que recordar que en el año 1999 se le entrego al constituyentita Guillermo García Ponce para ese entonces, presidente de la comisión de derechos humanos de la Asamblea Nacional Constituyente los expedientes de la masacre de cantaura; para que se hiciera justicia todo quedo en el olvido.

10 años después esperamos que la Fiscal General de la República Dr. Luisa Ortega Díaz haga justicia desde ya y que esto no vayá a quedar impune una vez. Desde la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Bandera Roja exhortamos a las demás organizaciones y ONG en la lucha por los derechos humanos y que se haga justicia con estos 23 mártires que ofrendaron sus vida aquel día.

por José Miguel Salas Mejías
domingo 4 de octubre de 2009

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octubre 7, 2009 at 10:48 am

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Entrevista con Marcos Tejada, padre de uno de los caídos en Cantaura

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A 25 años de la masacre
Entrevista con Marcos Tejada, padre de uno de los caídos en Cantaura
«Ese movimiento, ese sacrificio de ellos es un paradigma de la revolución bolivariana y de este nuevo socialismo», afirma el padre de Mauricio Tejada, guerrillero caído el 4 de Octubre de 1982.
Caracas,

Marcos Tejada es el padre de Mauricio Tejada, miembro del guerrillero Frente Américo Silva (FAS) asesinado por la fuerzas militares de la Cuarta República el 4 de Octubre de 1982, en la llamada ‘Masacre de Cantaura‘, de la que acaban de cumplirse 25 años. Con motivo de conmemorar la caída de 23 guerrilleros en aquella jornada, se organizaron diversos actos de recuerdo y homenaje. ViVe asistió a uno de ellos, organizado en la Parroquia Altagracia.

Marcos Tejada recuerda las inquietudes sociales de su hijo en la universidad. “Él entró a la Universidad Central de Venezuela (UCV) a estudiar ciencias económicas, y ya entonces mostraba un espíritu humanístico y social, a veces nos pedía cosas para llevar a los pobres a los cerros”. Varios estudiantes, entre ellos Mauricio, organizaron un movimiento revolucionario en la universidad, y poco tiempo después convinieron en que se iban para el oriente del país a armar el movimiento guerrillero “contra ese gobierno opresivo de Luis Herrera Campins, dizque democrático, que nada de eso tenía” afirma el padre del caído. “Entonces” continúa Marcos “él me dijo ‘Papá, yo quiero irme para oriente a participar de ese movimiento’”, y así fue efectivamente.

El 4 de octubre de 1982 su hijo y los demás miembros del movimiento fueron atacados por el ejército, que acabó con la vida de 23 de ellos, algunos heridos y rematados cuando se encontraban indefensos. “Yo tenía un fundo en el Estado Bolívar. Yo estaba en Ciudad Bolívar y oí unos ruidos y me pregunté que si eran unos bombardeos. Entonces la radio de una vez dijo que estaban bombardeando a los guerrilleros al pie de Cantaura. Eso fue muy en la mañana. Ya en las horas de la tarde cesó la cuestión, al día siguiente yo me fui para El Tigre, arrimándome a Cantaura” continúa Marcos Tejada.

“Cuando llegué a Cantaura me dijeron ‘eso ya se acabó, ya mataron a todos esos muchachos’. ‘¿Cómo?’ contesté yo. Entonces me dejaron ir muy furibundo y armado, resuelto a todo. Pregunté que dónde estaban los caídos, dónde están los asesinados. Me mostraron un hueco que habían hecho con un bulldozer y donde habían echado a los 23 muchachos. Entonces me lancé al hueco ese a sacar al hijo mío, que ya se había dejado crecer la barba y noté que tenía una pierna rota y que tenía un tiro, lo habían rematado. Lo saqué, no me importaba que chorreara sangre o me ensuciara” rememora el padre del luchador.

“Ese movimiento de ellos, ese sacrificio de ellos es el paradigma de esta revolución bolivariana, y eso se lo he dicho yo al presidente Chávez. De esta revolución bolivariana y de este nuevo socialismo, es un paradigma. Por eso, cada aniversario que se presenta hacemos estas reuniones, porque hay que conmemorar ese acto heroico de estos muchachos, jóvenes todos” afirma Marcos Tejada.

“Yo sigo colaborando porque así le juré a mi hijo y así juré a Dios, que seguiré en esta revolución hasta que Dios mande por mí” concluye.

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octubre 1, 2009 at 6:38 pm

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EL POR QUE DE LA MASACRE

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El Grupo Bandera Roja fue -hay que hablar ya en pretérito- el que mantuvo por más tiempo la estrategia de lucha armada. Para 1982 era el único que continuaba en ese camino. En el Oriente de la República tenía o había tenido sus principales baluartes desde los años sesenta. En ese momento Bandera Roja o lo que más tarde se agruparía bajo ese nombre, militaba en el MIR. Tres hombres, incorporados desde su más temprana juventud al MIR, descollarían por su sagacidad, su genio político y su valentía. Eran Américo Silva, Carlos Betancourt y Gabriel Puerta. Allí hicieron sus primeras armas políticas. Luego vendrían las divisiones que fueron tasajeando la izquierda. En un proceso de diez años, entre 1960 y 1970, el MIR se escindió varias veces. De allí saldría Bandera Roja, creada en 1970 en una de las tantas divisiones que han sacudido al MIR. Sus hombres querían mantener incólume la línea de lucha armada que venía practicándose desde diez años atrás. El campo lógico para sus actividades era el Oriente donde los tres jefes de Bandera Roja tenían prestigio y conocían la geografía de la región. Los hombres de Bandera Roja ya habían realizado actividades guerrilleras siendo miembros del MIR en las cuales sobresalieron precisamente en la zona oriental. Lo lógico, una vez producida la escisión que los emancipaba de aquel partido, era proseguirlas. Y así lo hicieron. Pero las condiciones ya eran difíciles. Reintegrados a la vida legal otros grupos, la base social de la guerrilla se reducía. Sin embargo, Bandera Roja mantuvo con perseverancia a lo largo de la década de los setenta su línea armada. Haciendo alardes de dureza y decisión vencieron en ese lapso todas las tendencias depresivas y enfrentaron todos los obstáculos. Pero la situación fue haciéndose insostenible. Américo Silva bajó de la montaña, sin duda porque las condiciones debieron hacérsele insostenibles. Fue asesinado por la policía política en una alcabala de Puerto Ordaz, denunciado o delatado como ocurre siempre en esos casos. Murió peleando, el arma en la mano para la defensa frente a quienes lo agredían.

Este episodio doloroso no coartó a Bandera Roja en su propósito de mantener focos de resistencia armada en el Oriente. Ya Carlos Bentancourt, que llegó a ser el más legendario de los jefes guerrilleros del Oriente, se había visto obligado a descender de la montaña por falta absoluta de recursos. Bandera Roja insistía en reiterar su línea. Y a ese efecto intentó reorganizar los frentes del Oriente o preparar condiciones que permitieran su eventual reanimación. Casi todos los cuadros de la organización y sus materiales de trabajo se concentraban en los territorios de allende el Unare. Desde las zonas guariqueñas de Altagracia de Orituco hasta las monagüenses de Caripe, Bandera Roja buscaba revivir una forma de lucha que encontraba, expirando los años setenta, crecientes dificultades. No se sabe si los muchachos que fueron a reunirse en las cercanías de Cantaura iban a integrar un destacamento o asistían a una reunión o jornada de entrenamiento. Eran en su mayoría estudiantes de institutos de educación superior de Caracas pero sí resultaba lógica su presencia en Cantaura, cualquiera fuera la índole de su concentración allí, dado que el Oriente constituía el epicentro de todas las preocupaciones de Bandera Roja. Distintas versiones tratan de explicar el propósito del traslado de los muchachos desde Caracas hasta la ciudad oriental. ¿Se trataba de una reunión política, previa a activistas ya insurgentes o era un pleno de actividades para el cual se escogió la región más idónea? En todo caso quienes allí se juntaban estaban desarmados. Ninguno de ellos portaba armas por lo menos en el momento en que sucumbieron a la metralla policial. Pertenecían a un grupo revolucionario que no daba cuartel y entre ellos había veteranos que habían intervenido en enfrentamientos armados con el orden. Pero ni siquiera ellos, líderes en aquella reunión, tenían elementos bélicos en sus manos, menos los estudiantes venidos de Caracas.

¿Por qué esa masa de estudiantes con algunos jefes fue masacrada sin piedad ni mérito alguno?, desde el punto de vista militar es algo que debe ser explicado para que resplandezca el substratum político del asunto. Cuando se produce la masacre de Cantaura habían cambiado ya los conceptos de contrainsurgencia. Durante los años de Kennedy, la contrainsurgencia se inspiraba en la idea de cortarle a los guerrilleros la base social. El ejército y las policías tenían que trabajar ante todo a la población campesina para que ella rehusara el apoyo a los guerrilleros. Sólo después de aislarlos, los guerrilleros debían sufrir el acoso militar de la contrainsurgencia. Con Reagan y aún antes, aparece otra doctrina. Al foco guerrillero hay que exterminarlo aún en sus más incipientes manifestaciones. Permitir que subsista, así sea larvado, constituye un grave peligro. Una guerrilla que arraiga o se mantiene resulta indestructible.

Proceder sin contemplaciones en el primer momento ahorrará esfuerzos estériles más tarde. La contrainsurgencia que siguen los ejércitos y las policías latinoamericanas viene de los Estados Unidos. No es nada extraño. Nuestra dependencia es integral y va de las medias de nylon a las armas de los ejércitos. Ningún ejército latinoamericano ha creado una doctrina de contrainsurgencia entre otras cosas porque ya ella existe. Es como si fuéramos a inventar el automóvil cuando él lleva un siglo rodando. Para el momento en que se produce a matanza de Cantaura la doctrina de Reagan había desplazado a la de Kennedy como método para enfrentar los retos guerrilleros. La ciudad oriental fue el primer teatro en el cual se la aplicó en Venezuela. Eso explica la brutalidad con la cual se procedió a sabiendas que allí no había un núcleo propiamente guerrillero o en todo caso que los allí reunidos no presentaban un desafío de carácter militar. La aviación que bombardeó el lugar donde deliberaban los que luego morirían en Cantaura y la policía que hizo la tarea sucia del asesinato sin heroísmo se guiaron por la doctrina de Reagan que aconseja disipar toda duda apelando a los medios más brutales desde el primer momento.

El asalto a los muchachos reunidos en Cantaura debió planearse como una gran operación militar. Así lo prueban la diversidad de las fuerzas que realizaron la faena, los intervalos en su ejecución, la sincronización de todas las fases del operativo y por último los medios utilizados. Es obvio que la presencia de la gente de Bandera Roja en Cantaura había sido delatada a la policía. No se sabe si hubo alguna delación pero es harto probable. Ninguna policía realiza la menor tarea sin el hilo de Ariadna de una delación. Es posible que la llegada a Cantaura o a sus alrededores de decenas de muchachos, extraños al medio, llamara la atención de los pobladores de la zona y a través de los comentarios adecos o copeyanos del lugar se enteraran de la reunión. También sería factible que alguno de los que iban hacia Cantaura se lo contara a un amigo y por este conducto la noticia alcanzara los oídos de la policía. Pero era evidente que los cuerpos represivos conocían la reunión de antemano. Pudieron haber detenido a los asistentes -ya reunidos en el lugar de los acontecimientos- porque las informaciones de que disponía la policía permitían saber que los concurrentes estaban desarmados y eran jóvenes universitarios en su mayoría. Pero es obvio que se quiso hacer un escarmiento ejemplar para aterrorizar a quienes quisieran seguir el camino guerrillero. La Disip a quien tocaría la masacre es un cuerpo muy penetrado por gente que profesa odio mortal a las izquierdas. Allí estuvo Orlando García, traído por Bentancourt y por Carlos Andrés Pérez en los años de la insurgencia brava. Más tarde estuvo el Mono Morales Navarrete, nacionalizado por Octavio Lepage en tiempo record. Y por último, Luis Posada Carriles fue alto jefe en este cuerpo. En cierto modo la Disip es una policía mayamera que tiene, como todo lo que se relaciona con esa ciudad, un aborrecimiento letal a todo lo que huela a revolución. Está claro por estos elementos que la masacre fue premeditada, pues la policía conocía el estado de indefensión de los que allí estaban y además ellos no hicieron ni podían hacer resistencia.

El proceso de la masacre es conocido. La Aviación Militar arrojó sobre la reunión en los matorrales vecinos una bombas para dispersar a los que allí deliberaban. No se sabe si las bombas mataron a algunas personas. Son misterios que se conocerán dentro de años cuando los sobrevivientes puedan o consideren oportuno hablar. Hasta ahora ellos según parece no han hecho ninguna revelación. Por supuesto, si hablan pueden caer en ese foso del olvido que son los juicios militares donde los presos pasan hasta catorce años sin que haya ninguna actuación procesal. Nada más parecido a un juicio militar que La Rotunda de Gómez que tenía hasta un calabozo llamado El Olvido. Realizado el bombardeo vino la policía política. Y se consumó la matanza. A algunos muchachos se les remató. Eso fue todo, así de simple. Y pasados los días, como ocurre con los tremedales, la bomba así producida se esfumó en las aguas espesas y estancadas. Nadie ha vuelto a hablar del asunto. Sólo en la Universidad Central cada aniversario se recuerda con gritos de protesta. En el país impera el silencio más absoluto.

¿Los responsables? Mirad a las jerarquías del Estado. Gobernaba el doctor Luis Herrera Camping. El tuvo que saber lo que se planeaba. Cuando se trata de asuntos tan graves ninguna policía o ningún otro cuerpo, por alto que sea, se atreve a proceder sin la anuencia del Jefe del Estado. Herrera dirá tal vez que él no sabía que iba a producirse una matanza. Autorizó la represión por los medios normales. Esa sería su defensa si imaginamos un juicio de responsabilidades que bajo el actual sistema es obvio que jamás se realizará. El Ministro del Interior era Luciano Valero pues Pepi Montes de Oca había salido a disputarle a Rafael Caldera la candidatura presidencial de COPEI. No cambia la historia. La policía casi siempre consulta con los Ministros del Interior los procedimientos represivos del orden político. El bombardeo de la Fuerza Aérea debió ser consultado con el Presidente de la República y con el Ministro de la Defensa. Pero nombres aparte el gran responsable es el régimen, el que viene desenvolviéndose desde el 23 de enero, capaz de asesinar sin sonrojarse aún en circunstancias en que no es necesario usar métodos extremos. En Venezuela la tradición que permite a los cuerpos armados usar y abusar no se ha extinguido. Póngale usted un uniforme al más lerdo de los venezolanos. Se convierte en fiera que mata hasta a la madre si fuere necesario. Además de eso vivimos en la época en que los sistemas de la democracia basados sobre la desigualdad y la opresión palpitan llenos de temores. Esas masas oscuras que vegetan en el hambre, esos niños barrigones arrojados al barro de la calle parecen quietos y resignados. ¿Pero no habrá en ellos la llama del desquite? Estamos como en los tiempos que precedieron a la Revolución Francesa cuando los campesinos arañaban la tierra para mitigar un poco el hambre. Vivimos bajo un sistema neurótico que sabe cuán grave es la vida de las masas. No basta el voto quinquenal, no basta la rotación de los partidos en el poder, no basta el Congreso. Con eso nadie come. De allí la necesidad de la represión fulminante. Las democracias se distinguen de las tiranías en que ellas reprimen con salvajismo de vez en cuando mientras las otras lo hacen todos los días. Una democracia puede ser tan criminal como una dictadura. Recuérdese el crimen de las Tres Culturas en el México de 1968 y la matanza de Cantaura en Venezuela. Por cierto Cantaura no fue única, después vendría Yumare ya bajo Jaime Lusinchi. Consagremos hoy unas palabras al puñado de muchachos venezolanos que desde el 5 de octubre de 1982 reposan bajo nuestro suelo. A una de las madres de esos muchachos, la que lleva todos los años al cementerio una flor para su hija masacrada, quiero dedicarle estas últimas palabras. Como alivio para ella digamos que el futuro a veces se construye con lágrimas.

Suplemento Cultural, Ultimas Noticias, 18 de octubre de 1987

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julio 26, 2009 at 11:00 am

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Masacre de Cantaura

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La Masacre de Cantaura fue una operación militar llevada a cabo el 4 de octubre de 1982 por los órganos de seguridad del estado venezolano contra un grupo de insurgentes del Frente Guerrillero «Américo Silva» del grupo Bandera Roja (Venezuela) en las cercanías de la ciudad de Cantaura en el estado Anzoategui, Venezuela.

En esta operación considerada una masacre por los sectores de izquierda venezolana, fue bombardeado un campamento del Frente Guerrillero «Américo Silva» en armas, compuesto por cerca de 41 guerrilleros, de las que fallecieron 23 combatientes, algunos de ellos presuntamente que no perecieron luego fueron acribilladas o rematadas por los organismos de seguridad del Estado. Dentro de ese grupo hubo sobrevivientes como Alejandro Velásquez Guerra, que más tarde narrarían lo sucedido en el sitio.

Victimas de la masacre
Los mandos y combatientes muertos en Cantaura fueron:

*Roberto Antonio Rincón Cabrera, (alias Sergio y El Catire, Primer Comandante del Frente FAS);
* Enrique Jose Márquez Velásquez (alias Florencio, Segundo Comandante);
* Emperatriz Guzmán Cordero, (alias Sonia o Chepa, Tercer Comandante);
* Sor Fanny Alfonzo Salazar (alias Patricia y Pat, Miembro de la Comandancia);
* Carlos Jesús Arzola Hernández;
* José Miguel  Núñez, (alias Rivas, zanahoria y el españolito);
* Mauricio Tejada (alias Plaza);
* Carmen Rosa García, (alias Rosi);
* Ildemar Lorenzo Morillo (alias Rafael);
* Carlos Alberto Sambrano Mira(alias Jaime);
* María Luisa Estevez Arranz (alias Natacha);
* Antonio María Echegarreta Hernández;(alias Ramón)
* Beatriz del Carmen Jiménez, (alias Maira);
* Baudilio Valdemar Herrera Veracierta (Robin);
* Jorge Luis Becerra Navarro, (alias Gilberto);
* Eumennedis Ysoida Gutiérrez Rojas, (alias Heidi);
* Diego Alfredo Alfonso Carrasquel (Alejandro);
* Luís José Gómez (Pomponio);
* Eusebio Martel Daza (alias Domingo);
* Rubén Alfredo Castro Batista;
* Nelson Antonio Pacín Collazo;
* Julio César Farías Mejías (alias Miguel)
* José Isidro Zerpa Colina.

Esta masacre significó el fin de la lucha armada en Venezuela y el desmantelamiento del útlimo frente guerrillero en oriente.

Written by cantauravive

julio 25, 2009 at 2:34 pm